El jardín - Orquídeas Obelixas

Los jueveros se reúnen en el Encuentro Juevero 2015 en Aranjuez. Por tal motivo, el tema es: el jardín. Pues estarán reunidos en la proximidad y la distancia de un hermoso vergel. 


Damián abrió los ojos, no recordaba bien la noche anterior, sólo que estaba en aquella fiesta en la playa y que dos chicas hermosas se acercaron a él con unas cervezas bien frías. Impactado, miró a su alrededor, contempló horrorizado que se encontraba en un laboratorio de platinado metálico; en el cual se alojaba una multitud de hembras híbridas y de colores.

Sus cuerpos hermosos, bien torneados segregaban una solución viscosa y translúcida y, de las finas hebras de seda transparente que las protegía desprendían un aura tricolor, la cual, les suministraba energía desde un gigante y exótico exoplaneta llamado Obelix.

En segundos, un estruendoso sonido se dejó escuchar, unas cortinas de metal se elevaron al compás de un vals suave y melodioso. Los desorbitados ojos de Damián se clavaron en un extraño e inmenso jardín de Orquídeas Obelixas con rasgos humanos. De tales exóticas flores desprendía un olor sanguinolento que era a la vez agradable y repulsivo.

Inmediatamente el olfato sexual de las plantas fueron atraídas por las fulminantes feromonas de Damián y, estas bajo el embrujamiento pletórico del joven comenzaron a alargarse, a contonearse y girar los tallos en alto como si fuesen serpientes en una danza rítmica y enardecida.

En ese preciso instante, contempló aterrorizado que, en medio del espectacular jardín salía de la envoltura de la crisálida, una hermosa mujer que se arrastró sobre sus largos y retorcidos tallos hasta llegar frente a él, y con sus pelos pegajosos se lo llevó a una de sus vejigas de succión para la urna de su matriz. Allí, fue conservado para experimentar mutaciones cromosómicas.

Una hembra híbrida mezclada con grises Rigelanos, convertida en una asquerosa sanguijuela, cautelosamente analizaba las actividades Obelixcas entre las hojas. Esta poseía la capacidad de transformarse sin ser detectada y se había infiltrado en los dominios de las Obelix. Ambas razas mantenían una guerra desenfrenada por la supremacía definitiva sobre el hombre y por establecer el control del Nuevo Orden Mundial.



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