ELDE - reto 3

Imaginar ser un superhéroe con una gran fobia a la oscuridad, y escribir un relato de superación.


Japón, Isla Bonin.

Desde la hermosa y remota Aikidōlandia, llegó el jefe y su esposa en busca de la ayuda de su gran amiga, la Superkan girl.

- !El gigante Mujinto raptó a la pequeña Sukiyo! - gritó el padre.
- !Ayúdanos! - exclamó, Kokoro, cayendo al suelo de rodillas.
- !Superkan! debes rescatarla! - gritaron los dos al unísono.

- Lo vimos entrar al agujero de gusano. Solo tu tienes el poder para vencer al coloso. - dijeron con aflicción.

- ¿Pero como? Tengo miedo a la oscuridad. Por eso evitó sistemáticamente situaciones en las que no haya luz. - respondió, seriamente.

- !Cobarde! - grito Kokoro.
- ¿No piensas ayudarnos? - dijo sollozando el padre.

Ella se llenó de impotencia, de vergüenza, y sin decir más, se fue volando directo a su esfera de electrones.  En las próximas horas, un sentimiento de culpa se acrecentó de manera indescriptible. Enseguida recordó a la pequeña Sukiyo y la reflexión vino luego en su ayuda. !Maldición! Es irracional y absurdo. !Todo debido a esta maldita fobia. Pensó.

Ante tal situación se llenó de coraje y valentía. !Es ahora o nunca! grito a todo pulmón y, se fue en busca de la chiquilla que sin duda estaba asustadisima.

Cuando estuvo frente al espectacular gusano, con temor observó cómo la oscuridad comenzaba a tragarsela hasta lograr traspasar el puente negro de la dimensión blanca. Allí la recibió Mujinto, el último de las razas de gigantes, tirando varios puñetazos que con audacia evadio. Pero una de sus garras quedó atrapada en su capa, la cual utilizó para hacerle girar con violencia y estrellarla contra la arena. Logró levantarse, y vi a Sukiyo llorar sobre unas dunas, corrió hacia ella, pero él se interpuso a unos metros, de su espalda se abrió un abanico verde, que comenzó a tirar garras paralizadoras alcanzando una de mis piernas.

- !SuperKan! Si el puente colapsa antes, no tendremos tiempo de atravesarlo. - gritó Sukiyo sollozando.
Tenía que actuar con rapidez y mientras él daba golpes alocados a diestra y siniestra, tratando de aplastarla, descargo una bola de fuego que provocó una gran explosión.

- !Que rayos crees que haces, patética mujer! - rumió, mientras trataba de agarrar a la pequeña que corría de un lado a otro.

- !No la toques! - grito, y la elevo al aire. Luego se convirtió en un pequeño tornado con el puño ardiendo en fuego de cristalita y le descargó un poderoso derechazo a la quijada que, al crujir lo hizo que retrocediera hasta desplomarse sobre la candente arena.

Instantes, en los que logró activar su casco modular, del cual, salieron descargas de mil voltios que lo electrocutó hasta rostizarlo. Una enorme silueta en llamas cayó al suelo haciéndose mil pedazos. Sukiyo regreso con sus padres sana y salva y ella pudo superar su fobia.

Misión cumplida.


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