ELDE - reto 11

Inventar un cuento con dos objetos a los que doté de vida. 

[Mis objetos son: Barbie y Ken]


En un lugar no muy lejano, detrás de enormes montañas de basura y desperdicios, pasaba una niña huérfana recolectando juguetes viejos. Una tarde cuando estaba de regreso a su estancia, vio una muñeca y un muñeco de plástico con cabellos dorados y ojos azules. Atraída por las figuras tan peculiares, las agarro y tras sacudirlas con sus manitas, las metió en su bolso de trapo.

Al llegar a su casucha de cartón, se fue a un rincón y sacó todos los juguetes estropeados que había encontrado. Por último, sacó los muñecos y con mucha destreza quitó toda la inmundicia pegada a sus cuerpos desnudos. Encantada con los dos cuerpos de vinilo muy extraños para ella, jugó hasta altas horas de la noche, mirándolos y hablando con ellos; pensando cómo sería si fuesen sus padres. Satisfecha, después de jugar un buen tiempo, se quedó dormida abrazada a ellos.

Sucedió pues, en esa noche de Solsticio de Verano, que apareció ondeando su capa una hermosa rakkasaha a los pies de la pequeña. Con gracia elevo las manos moviéndolas en formas circulares y ondulantes hasta elevar hacia ella el par de muñecos. Seguido, puso en sus bocas dos gotas de sangre del dragón sagrado Spyron, el cual, llevaba en su collar botella. Luego, desapareció de la misma forma que llegó.

A la mañana siguiente, la pequeña se despertó en una hermosa habitación rodeada de muchos juguetes nuevos a escoger. En su carita había asombro e incredulidad. Salió corriendo para los ventanales y, cuál fue su sorpresa, al ver un lago donde hermosos cisnes blancos nadaban. Un césped y un jardín en donde las flores parecían coloreadas por el mismo arco iris. Una dulce voz cambió su expresión.

- Vamos cariño, a la ducha. Se hace tarde para ir a la escuela. - dijo, una mujer alta de cabello rubio y largo parada frente a ella.

- !El desayuno está listo, Barbie! - escuchó desde la planta baja.

- Ya bajamos, Ken. Danos cinco minutos. - respondió, abriendo la llave del agua.

Desde entonces la niña huérfana que, por cierto le llamaron Stefania, creció muy feliz al lado de sus padres adoptivos y los tres vivieron muy felices como las lombrices... digo, codornices.

* Rakkasaha: Bailarina de la danza del vientre.


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