ELDE - reto 12

Combinar estos tres personajes a modo de secundarios: ‘el hombre de hojalata’, ‘un dragón enamorado’ y un ‘ogro’ para hacer con ellos una narración fantástica.


La princesa Gravillea era escoltada por cuatro guerreros robustos, cuando de repente a pocos metros de ellos apareció un terrible ogro, con tres ojos enormes en la cabeza.

Los soldados trataron de derribarlo, lanzando flechas, rodeándolo con sus lanzas, pero el ogro siguió siseando su peludo y verdoso cuerpo. Uno de los soldados se escabulló bajo sus pies y alcanzó a herirlo con su lanza.

El dolor, le hizo lanzar al aire furiosos rugidos, con horribles contorsiones, golpeando y derribando todo a su paso. La princesa miró horrorizada los puños del ogro, cuando de un solo golpe, trituró sin piedad a sus cuatro soldados. Sorpresivamente, un hombre de hojalata salió de entre los arbustos y cuando vio a la princesa; se jactó de tener la inteligencia y el valor para hacer frente a cualquier cosa.

- !Socorro! !Ayudame! - gritó la princesa agitando las manos.

El hombre de hojalata se giró y comenzó a dar saltos alrededor del gigante, lanzando estrellas filosas de lata que se adherían a la grotesca figura.

- !Fuera de mi camino o te haré chatarra! - bufó, lanzando puñetazos y patadas.

- !No dejare que sea tu cena! - gritó, preparando otro ataque.

Se abalanzó sobre él y trepó veloz por la espalda. Cuando le faltaba poco por llegar a la cabeza, el ogro lo alcanzó de los pies. Pero con rapidez, logró propinarle un corte profundo al cuello antes que lo jalara. La sangre verde salió disparada, mojando todo su cuerpo de hojalatas y lo llevó a perder agilidad. Al quedar en desventaja, quedo a la merced de la mano grotesca del ogro que, enseguida lo apretó como si se tratara de una lata de coca cola.

La princesa espoleó su caballo, pero el asustado equino no hizo más que relinchar hasta que la tiró al suelo. Ipso facto, el monstruo se acercó a ella y la cargo en el hueco de su mano. El puño se elevo hacia arriba, ella cerró los ojos y sus mejillas se humedecieron.

Justo cuando la princesa hiba a ser devorada, un dragón azul descendió del cielo y, erizando sus escamas le lanzó llamaradas que lo carbonizo en el acto. La doncella cayó al vacío, pero el ágil animal mágico la agarró entre sus garras.

- Estás a salvo, mi princesa. - dijo, exhalando humo negro.

El dragón enamorado miro a la princesa y se sonrojo. Este alzó vuelo llevando sobre su largo cuerpo a la princesa que, agarrada de las púas de su espalda sonreía alegremente rumbo a su nuevo destino.


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