Un personaje, un lugar, un conflicto - Catábasis

Este jueves: Neogeminis nos propone tres listas: eventuales personajes, lugares y conflictos. De cada lista, cada participante deberá elegir una opción, para armar luego a partir de esos tres elementos una historia real o ficticia. 

Un personaje: un oficial retirado. Un lugar: un teatro. Un conflicto: resolución de un crimen.

(Los personajes son propiedad de Dmiurgo) 

El detective Ulises Lestrade abrió la robusta puerta metálica del teatro Diabolique y entró seguido de su ayudante Sofía Electra. Una vez dentro, subieron a la segunda planta. Hubo una pausa durante la cual los ojos de él y ella se miraron fijamente bajo el enorme candelabro de cristal. 

- Debemos encontrarlo. - murmuró, mientras su mano emergió veloz del bolsillo de su abrigo, sosteniendo la cadena de plata. Sofía asintió y luego pasó la vista por la exquisitez gótica del lugar, adornada con una explosión de rosas carmín y gárgolas enojadas.

- ¿Será posible destruirlo con la energía de la Mandrágora? - 

- Eso evitará que se regenere mientras lo desafío. - afirmó solemnemente. 

Lestrade había descubierto que el asesino de las monjas rosacruces, era un hematófago antropomorfo, en la secuencia de inicio para entrar al clan de los Strigoi inmortales. Eso le recordó que, la única manera de eliminarlo era con la cadena de plata, una reliquia arcana de gran valor entre sus antepasados. Unos enormes ojos rojos como los pozos del infierno, sin pestañear observaban sus movimientos. 

- Por qué te ocultas imbécil, presuntuoso. - 

 El hematófago bufó exasperado al escuchar esas palabras, sus colmillos destellaron peligrosamente en un amago de sonrisa, comenzó a avanzar en su dirección hasta que el rostro se hizo notar.

- ¿Como descubristes que soy el responsable de las muertes? - preguntó intrigado, deseoso de saber dónde falló.  

- Aunque hayas modificado tu ADN con la alquimia, para no dejar al descubierto tu origen mutante, no pudistes evitar dejar el anillo energético que comprimió a las víctimas. 

- Bien, pero ya no importa. ¡Los mataré a ambos fácilmente! - gritó mostrando sus enormes y afilados colmillos.

- !Maldito prepotente! Ahora regresarás a la oscuridad. - le espetó Sofía. 

- ¡Cómo te atreves! los voy a destrozar en mil pedazos. - bufó. 

- !De prisa! !!Lanza en su rostro la mandrágora!! - gritó Lestrade.

Al instante, la mandrágora se transformó en una bola de fuego danzando en espiral hasta impactar contra el vampiro. Lestrade lanzó la cadena y esta se enrolló en el cuerpo como una túnica. La criatura golpeó con los pies el suelo; una lava azul púrpura salió debajo del detective lanzándolo por los aires; pero éste, sin soltarse, jaló sin piedad haciéndolo caer de bruces mientras hacía girar la cadena de plata. Sus ojos escarlata estallaron, al mismo tiempo que lanzó el último rugido de odio. 

Lentamente, aquel semblante oscuro y horroroso fue desvaneciéndose, y desapareció por donde había venido.

¡Gracias por leer! ¡Nos vemos en la siguiente entrada!

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