Reto de Acompáñame - La Venganza de los Toros de la Vega

Este reto también lo organiza el blog Acompáñame todos los años para Halloween. Se debe realizar un relato, esta vez sin número mínimo de palabras con el título: El fantasma del toro (el tema estará relacionado a ser posible con el Toro de la Vega).



Todo ocurrió cuando el firmamento se nubló de repente, y una cortina de fuego se abrió desde el séptimo cielo sobre el pueblo de Tordesillas en la ciudad de Valladolid. Luego, ante los ojos atónitos de los mortales ocurrió algo indescriptible.

Una burbuja solar salió de una descomunal llamarada, viajando a una altísima velocidad que en segundos impactó la tierra. De la esfera apareció una enorme bestia mitad hombre y mitad Toro, flameante y embravecido. En sus garras tenía una lanza de doble filo con un asta de oro y plata.

Su faz emanaba terror y sus ojos eran como antorchas de fuego, tras él venía un batallón de Toros salvajes que bufaron enfurecidos, y babeando sangre de sus hocicos. La visión era escalofriante, aterradora y todos salieron corriendo despavoridos, cada uno por su lado gritando y persignándose: - ¡Ahí viene el Toro, el Toro de la Vega! -

La bestia bufó y dejó escapar un rugido horroroso, y ensordecedor que se escuchó hasta en el infierno. Señal que ordenaba a los Toros salvajes hacer un horrible espectáculo de venganza contra los habitantes del pueblo.

- Reúnan a todos los aldeanos en la gran plaza. Solamente dejen a los jóvenes. !El que se oponga ejecútalo! - vociferó el líder, seguido de un potente bramido.

Y así aconteció, los Toros salvajes comenzaron acatar la orden, escoltando solo a los jóvenes. Una muerte lenta les esperaba, haciendo la venganza del Toro de la Vega una horrorosa exhibición, que en esta ocasión derramará sangre humana y no de Toro.

La mayoría de aficionados estaban detrás de las barreras. Los adictos a la muerte y al dolor ajeno, con caras de pánico y desesperación espectando el evento humarino que estaba por dar inicio. Una vez allí, los jóvenes fueron sueltos y perseguidos por miles de Toros salvajes, que portando sus lanzas se dedicaban a lacerar sus costados, provocandoles gritos de dolor en la espeluznante persecución. Algunos tardaban en morir, se paraban y revolcaban en agonía prolongada hasta caer subyugados por los filos de las mortales lanzas.

En medio de aquel macabro torneo de “diversión humarina’ un hombre corrió para proteger a su joven hijo que estaba a punto de ser herido por el Toro de la Vega, y frente la rabiosa y desafiante mirada de la bestia gritó:

- !Te doy lo que sea! !Pero no lastimes a mi hijo! -

La enorme bestia de la Vega se abalanzó sobre ellos, bramando y rugiendo, mostrándole su feroz y enorme fauces. Una de sus poderosas garras cayó sobre el pecho del hombre, mientras su hijo trataba en vano de ayudarle. Aterrorizado el muchacho lo enfrentó con valentía y exclamó a gran voz:

- !Pídeme lo que quieras, sea cual sea tu precio, te lo pagaré. Pero no mates a mi padre! - La enorme bestia esbozó una temible sonrisa y dejando libre al padre replicó:

- !Dame tu corazón voluntariamente! De esta forma serás eterno, vagarás sin alma por el pueblo. Y como único sobreviviente de está cazeria, pasarás a ser una leyenda macabra que hará reflexionar a las futuras generaciones. Todos deben saber que el torturar Toros y otros de mi especie será castigado por la furia del cielo y el infierno. -
- !Tómalo, es tuyo! - replicó haciendo la señal de la cruz, y desgarró su camisa para mostrarle el pecho.

Enseguida, una flama roja salió de la fauces de la bestia, que de un tirón arrancó el corazón con todas sus arterias y venas; y en cuatro bocados lo devoró ante la mirada estupefacta de su padre. Al instante, el cielo retomó un triste color grisáceo, y el Toro de la Vega fue desapareciendo entre una espesa neblina con su séquito de bóvidos. Dejando atrás el final de una masacre sangrienta, atroz, y peor que en los campos de batalla.

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