Robos - Robo Galáctico

Este jueves: El tema intenta ser lo más abierto posible, porque trata sobre 'robos'. Podemos contar experiencias de nuestra vida, si nos han robado algo como el móvil, el coche, el corazón, etc. o simplemente un producto de nuestra imaginación. 

Nolan se encargó de abrir la compuerta del contenedor de almacenamiento. Luego, manipuló la grúa semiautomática y fue tomando los robots humanoides, envasados en las cajas transparentes de plástico. No eran muy altos, sí anchos y de aspecto fuerte y eficiente. Eran de un brillo metálico y oscuro, sólo verlos inspiraban terror. 


Nolan fue colocando diez robots en cada vehículo de transporte y terminó el trabajo de descarga. El ayudante que permanecía atento a la operación, se acercó a él y le preguntó:

—¿Para qué diablos querrán cien robots humanoides de alto rendimiento?


Nolan se encogió de hombros.


—¿Y a mí qué me preguntas? Supongo que los querrán para trabajar en una explotación minera.

—Para trabajar en las minas, en el mercado hay robots más fuertes y baratos.

—Olvidalo, cuida de los mandos, nos hallamos en cuenta atrás —gruño Nolan —, mientras manejaba el panel bioelectrónico y centenares de luces de múltiples colores se encendían y apagaban delante de él.


Pronto, del interior de la gruta que debía conducir a las instalaciones, brotó un rayo que alcanzó de lleno a los guardias que cayeron abatidos en una llamarada. El rayo hizo un último disparo con más calibre de potencia y dio de lleno en la bodega que estalló, convirtiéndose en una bola de fuego. Luego del interior surgieron dos figuras humanas. Iban armados y protegidos por sus trajes cósmicos. Llevaban entre las manos un arma incinerante.


—Atención, astropuerto Ma-Zeta, atención, astropuerto Ma-Zeta... Nos atacan los Rufianes android... —informaba el copiloto por el transmisor, cuando una bala en su frente interrumpió la comunicación.


Uno de los Rufianes señaló con su arma hacia los vehículos de carga, y se dirigieron a la escotilla de personal.


—Bien, todo correcto. Vayan preparando los vehículos —ordenó el tipo más alto y robusto. 

—¿Qué quiere decir? —inquirió Nolan.

—Que nos llevaremos su ejército de simios mecánicos.

—No llegarán lejos, toda la Confederación Galáctica se te echaría encima.

—No te he preguntado —, respondió, apuntando el arma en la cabeza —. Será mejor que abras las compuertas. 


Nolan sacó del bolsillo de su traje una tarjeta metálica, introdujo la placa por una ranura y al final, en letras rojas y azules, pudo leer: «SALIDA APROBADA» Desde el control del astropuerto del planeta Ma-Zeta le concedieron el permiso para salir. Nolan inclinó la proa de los vehículos Space N.A.D.A. y puso en marcha los retrocohetes.


Los vehículos de carga surcaron al espacio abierto rumbo al planeta Xenagon.




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