Una noche en el museo - Templo de Dendur

Este jueves: la propuesta es escribir sobre cómo pasaremos " una noche solos y encerrados en un museo" 



Después de media hora explorando el museo y, quedar anonadada por tanta maravilla, justo a la entrada de una bóveda, frente al pilono, me encontré con una advertencia: No traspasar.

Sin hacer caso omiso, seguí de paso. Al entrar me encontré con las estatuas de los hermanos Peteese y Pihor, hijos de un jefe nubio, que también fueron deificados en este templo. La ansiedad y la emoción invadía cada poro de mi piel, ya me sentía Wilhelmina, la co-protagonista de Indiana Jones y el Templo Maldito. 

Al primer paso, las luces parpadearon y se fueron abriendo los pronaos, dándome paso hasta el vestíbulo. Fascinada y boquiabierta observe en los muros, relieves de las tres divinidades, Augusto, Mandulis, Satis de Elefantina y Arensnufis, adornados con plantas de papiro y flores de loto. No pude contener la emoción al ver el relieve del disco solar alado y sin pensarlo corrí a tocar las siete estrellas que representan a las siete Pléyades. 

Absorta, viendo los jeroglíficos y recordando los libros de mitología egipcia que mi abuelo solía leerme, cuando de repente, una espiral radiante pasó flotando con una figura distorsionada y me llevó por una puerta septentrional hacia el altar del santuario. Allí, aterrorizada he impotente vi agrietarse un fragmento del muro, de donde salió Seth el dios violento, acusado de asesinar por envidia a Osiris su hermano. 

- ¡Al fin llega a mis manos la novena ofrenda! ahora voy a derrotar al chacal protector de la necrópolis. - vociferó, llenando de ecos la bóveda y dejándolos clavados en mis oídos. 
- ¿Eh? ¿Ofrenda?  yo ... - fue todo lo que alcance a decir. La enorme bestia de hocico curvado y orejas rectangulares me elevo en sus garras.

Para milagro y sorpresa una tercera figura apareció ante nosotros. Enseguida me quedé petrificada al ver los destellos del místico tocado con el disco solar que lucía en su cabeza. Era la diosa Isis, esposa de Osiris y madre de Horus.
- ¡Sueltala, no mas ofrendas! - le advirtió. 
- ¡Demasiado tarde! - berreo con furia, entretanto me acercaba a sus fauces. 
- ¡No, por favor! ¡Ayúdame! - grité con toda la fuerza en mis pulmones.

Isis apuntó su bastón de fuego y lo alineó con el disco solar, los cuales inmovilizaron a Seth haciendo que dejara caer mi tembloroso cuerpo. Después del porrazo, corrí a esconderme tras sus alas, momento que la Diosa aprovecho para revertirlo en partículas de arena que se quedaron atrapadas en el arco magnético del trono.

Horas después me desperté en una ambulancia. El oficial de la policía me informó, que el museo había cerrado sus puertas dejándome encerrada sin que nadie lo notara. Las alarmas de fuego se activaron sin explicación, por eso me encontraron. Cuando quise incorporarme sentí un vahído aproximarse, al recordar la aterradora experiencia y ver atónita restos de arena sobre mi ropa.

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