La fotografía de mi vida - Templo Longshan

Este jueves: debemos buscar en nuestros recuerdos fotográficos y contar una historia relacionada con una foto que haya sido especial en nuestra vida. Además tenemos que colocar las palabras: fotografía, fotografiar, fotógrafo y fotografiado. 


Martín y yo nos conocimos en la Universidad. Él estudiaba la carrera de fotografía profesional. Era un chico bastante atractivo, carismático y encantador,  y fue también el caos de todas las chicas que le encantaba fotografiar.

Nuestra relación no duró mucho tiempo, pero fue lo suficiente como para poder disfrutar en pareja de las cosas sencillas de la vida. El amor es, al fin y al cabo, una forma de disfrutar de la vida en compañía. Llegó marzo acompañado con el famoso 'Spring break', las vacaciones esperadas por todo Universitario. De común acuerdo decidimos visitar Taipei. ¿Porque Taiwán? porque es un país rico en historia, con un pasado culturalmente enriquecido y una gastronomía deliciosa en sabores.

En Taipei pasamos unos días memorables, él enloqueció con su cámara tomando fotos hasta en las alcantarillas. Yo disfrute de sus paisajes, su gente y sus calles. Aún recuerdo el entusiasmo que transmitía, y la alegría al decir:

- lo primero que tenemos que visitar es el mítico Taipei 101, el segundo edificio más alto del mundo. -

Ya para finalizar las dos semanas, la última visita sería al templo Longshan, construido en 1738 por colonos de Fujian, China. Su impresionante arquitectura clásica taiwanesa con influencias del sur de China nos impactó por igual. Pero la principal razón para llegar al templo fue para implorar dos favores. El pidió se le concediera ser un fotógrafo famoso. Y el mío que papá recobrara su salud por completo después de la operación.

Cuando salimos comenzó a atardecer, el cielo se puso más negro que nunca y unas gotas de enorme tamaño se dejaron caer. Subimos al automóvil, entramos a la autopista y como siempre, escuchábamos la música a alto volumen. La lluvia seguía cayendo, cada vez más fuerte, pero aun así fue un disfrute la belleza del paisaje. La vida nos parecía tan hermosa, habíamos disfrutado al máximo ese viaje.

De repente, vimos un auto que venía a toda velocidad, pensamos que nos iba a esquivar pero en segundos nos impactó detrás de lleno, enviándonos hacia un poste. Yo me golpeé la cabeza contra el vidrio, perdí el conocimiento enseguida.

Me desperté en el hospital muy alterada con moretones y heridas leves en la frente. En ese momento mi vida dio un giro impresionante, ese accidente se llevó a Martín, mi mejor amigo, compañero y con él sus sueños.  Ahora solo tengo recuerdos efímeros y esta fotografía, la última que tomó su cámara el día que visitamos el templo Longshan.

Que en paz descanses, cariño.


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