...Y allí estaba ella, en la esquina de aquel bar, quieta, perdida mientras la multitud la esquivaba como la mariposa a la telaraña. De repente, Logan se acercó despacio por detrás, apoyó las manos en su delicado hombro, beso su la larga cabellera y le susurró al oído:
- ¿Qué te gustaría hacer en este momento? - Miles de mariposas de fuego se fueron extendiendo por todo el cuerpo de Ailee, atacando como un virus cada una de sus células.
Esa noche de copas, la lluvia comenzó a caer, las gotas golpeaban rítmicamente la negra piel del asfalto. Los dos abordaron el mismo taxi que, después desviaron hasta un viejo motel muy cerca donde ella residía. Los daikiris y el hechizo de la lluvia, hicieron que Ailee sufriera una metamorfosis que la tornó en una mujer impúdica y en una amante express.
Él era el fiancée de su mejor amiga, ese amor imposible, bello, de cuerpo perfecto, como un dios menor bajado del Olimpo. Desde que le conoció en la universidad fue su adoración. De ahí lo convirtió en un amor obsesivo y secreto. Nunca pidió nada a cambio, se conformó solo con su compañía esporádica a través de los años... hasta ese día.
Después de un sexo improvisado, prohibido, en una habitación semi oscura; Ailee salió a la calle a despedirlo con un fuerte beso. La pasión rebosaba en sus labios sedientos, y él inmortalizó el momento.
La tormenta gélida y enfurecida, borró todas las huellas de aquel encuentro, de aquella pasión desenfrenada y fue la única testigo, al filo de aquella madrugada. Pero las palabras mudas, la dejaron ahogándose en las más profundas dudas, sin saber si lo volvería a ver.
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