- ¡Ayuda a Danny... a Lin! - gritó ella, mirándole con ojos desorbitados.
Los cuerpos de sus mejores amigos estaban despedazados, ensangrentados, inmóviles.
- Ya no puedo hacer nada. Lo siento. Él agarró su mano y tiró de ella, estaban en peligro, por aquellas calles infestadas de hambrientos zombies en busca de masa encefálica.
- ¡No puede ser! - respondió en sollozos, moviendo la cabeza de lado a lado.
- Vamos cálmate. Debemos ponernos en marcha. - le dijo, azorado. Ella se levantó en silencio, temblando.
La niebla era espesa, intensa y el aire gélido. Daba la impresión de haber llovido la noche anterior, sin embargo el suelo estaba seco igual que las hojas de los árboles.
Después de caminar a la deriva, encontraron a varios kilómetros un enorme edificio. Al llegar, trataron de abrir las puertas, pero fue imposible. Cuando Neo comenzó a abrir un hueco a patadas, fue alcanzado por uno de los zombies que apareció por la arboleda. El forcejeó, librándose al darle un golpe de judo en el estómago y cortando su cabeza de un filazo.
- ¡Entra rápido! - le gritó, al momento que otro le cayó por detrás agarrándolo por el cuello. Neo se giró y le dio un golpe certero a la cabeza. Las salpicaduras de sangre y sesos impactaron sobre su rostro.
Ivonne entró despavorida, subió hasta una cúpula, y cuando alzó la vista vio una silueta con una larga y desgastada túnica de color azabache. En la frente tenía un vórtice negro que comenzó a girar y, a expulsar a miles de murciélagos de ojos rojos, mientras un coro de lamentos desgarradores se dejaron escuchar.
- ¿Fantasmas? !Lo que nos faltaba! - exclamó dando un paso atrás, mientras a su lado una figura encapuchada y envuelta en llamas, pasaba emitiendo un desagradable chirrido. A como pudo, corrió dando traspiés escalera abajo.
- ¡Tenemos que salir de aquí! - gritó despavorida.
Ella comenzó a sentir quemaduras en sus piernas. Las manos de aquella sombra le lanzaron lenguas de fuego. Neo sacó su vaporizador de agua bendita y la rocío hasta convertirla en ceniza y humo. Los dos salieron corriendo cautelosos entre las calles, haciendo leves paradas, tratando de no llamar la atención. Pero los zombies inundaban las calles, estaban perdidos.
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