Frase: Hacía ver que se sentía feliz, pero en el fondo, estaba destrozada. No podía hacerlo, no soportaba tener que tomar esa decisión.
Karina iba a casarse con el hombre con el que tantas veces había soñado. Un hombre respetuoso, trabajador y responsable, y lo más importante, con un hombre que la amaba. Hacía ver que se sentía feliz, pero en el fondo, estaba destrozada.
Suspiró con melancolía y se sentó a los pies de la cama, jugando con su anillo de compromiso.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - preguntó la madre, sorprendida al verla con el vestido de novia y a falta de unos minutos para la boda.
Ella se echó a llorar y la señora la abrazó. Sabía que ella no lo amaba, que deseaba salir corriendo y fugarse. Pero no podía hacerlo, no soportaba tener que tomar esa decisión.
- Vamos, hija. Ya es la hora. - dijo la madre, arreglando su velo de novia.
Se levantó con determinación, bajó las escaleras y atravesó las puertas del pequeño jardín. Él la miraba con dulzura, sus labios esbozaron una enorme sonrisa que ella le devolvió al instante. Se acercó a ella, la estrechó entre sus brazos y le dijo mirándola a los ojos:
- Te amo. -
- Yo también te amo. - contestó, con un hilo de voz que apenas salió de su boca.
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