Primeros Amores de Infancia - Bienvenido el Amor

Este jueves: ¿Quién no recuerda con nostalgia aquel primer amor en nuestra niñez? Es el tema, y vamos a escribir un relato sobre nuestras primeras mariposas en el estómago. 


Academia Católica de Montessori, primavera

Todo empezó un dia lunes por la mañana, cuando mi profesor me envió a recoger unos papeles al laboratorio. <<Vaya manera de comenzar mi día>> - pensé.

Llegue a mi destino en diez minutos, debido a que me perdí entre el laberinto de pasillos y escaleras. En cuanto abrí la puerta advertí la pulcritud de aquella estancia medio oscura; con repisas llenas de libros antiguos y más de una docena de sapos muertos que nadaban en frascos de formol.

Mis ojos se detuvieron en un blanco ratón prisionero entre una jaula. Me sentí muy mal y como un divertido juego lo deje escapar. De presto, escuche la voz de un chico a mis espaldas.

- No debiste. !Es mi ratón! -

Tras un instante de asombro, me disculpe. Esos fueron los segundos mas eternos que me marcarían de por vida. No quería ni podía apartar mis ojos de los suyos. Era una conexión tan penetrante, como si pretendiese llegar más allá de donde los ojos pueden ver. Luego de ese eclipse fugaz desapareció por la entrada principal. En ese momento me di cuenta de que sentí algo insólito, algo que jamás había sentido antes en mi vida.

Varias semanas después, me encontraba sentada en la biblioteca leyendo un libro, cuando de repente el chico de ojos verdes apareció y se sentó frente a mi.

- Disculpa... por lo del otro dia. -
- No. Al contrario, yo no sabía...

- Tranquila. Ya lo encontre. - respondió, con la sonrisa más bella que había presenciado en mi vida.

Ese día fue tan diferente a todos los demás, era el día más hermoso y perfecto. ¿Que me estaba pasando? Era un sentimiento extraño, difícil de explicar a los once años de edad. ¿Eran estas las famosas mariposas en el estómago? De repente, la campana sonó y rompió el encantamiento.

Desde ese encuentro, nos hablábamos todos los días en los recesos, pero nunca afuera, siempre tenía que ser dentro del plantel. Jugábamos a las escondidas por todos los rincones más íntimos de aquel lugar. A la hora del receso subía al campanario, donde me esperaba con Roko su ratón rescatado y me contaba sus famosas travesías. Pasamos dos años fascinados uno por el otro, viviendo nuestra inocente súper cliché historia de amor.

Nos volvimos inseparables, hasta que un dia ...
En la primera clase matutina, abrí el libro que estaba en mi pupitre y, para mi sorpresa encontré un obituario con su nombre y fotografía. Pero la éxtasis que paralizó mis sentidos, fue ver a Roko subiendo por mis piernas.

Nunca más lo volví a ver. Pero a través de los años sigo esperando entre lo real e irreal, que vuelva a mi, con su personalidad carismática y dulce como en los viejos tiempos. Él fue mi primer amor platónico, inocente, lleno de fascinación y adoración.

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