El contrato - Anhelo

Este jueves: escribiremos sobre contratos, pactos, acuerdos, compromisos, estipulación, conciertos. Un tema abierto a la creatividad de lo que se nos ocurra. 







Antes de comenzar a relatar mi existencia, quizá deba presentarme. Mi nombre es Iskra, crean o no, fui la banshee más famosa de la antigüedad. Yo gobernaba las Banshees del Norte, las de ojos opalinas y piel grisácea. Sin embargo, en algún momento a mediados del siglo diecinueve, comencé a aburrirme de recorrer las tierras y los castillos de los mortales. De estar siempre volando sobre mi larga cabellera para estar vigilante del que pronto morirá. Me canse de esa figura alta y extremadamente delgada, de mis largos cabellos blancos y de ese rostro espectral.


Entonces, llegó el día de mi inesperada rebeldía. Después de tantos siglos, atravesé una época de hastío y letargo completo. ¿Podrá haber otra misión más aburrida que anunciar la muerte? ¡quería sentir una emoción diferente! podría aspirar a un sentimiento de amor, ¿no? Estaba sola, siempre solitaria sin que nadie sintiese simpatía por mi.


<<Es solamente un capricho>> me decía Danu la gran diosa de todo el panteón céltico. !No era capricho! estaba harta de ser un espectro, modelado por las necesidades de los dioses y mi propia obnubilación. Al no poder contra mi rebeldía, su castigo fue, enviarme a Segjin una prisión ubicada en el pandemonio. Allí, una noche para mi sorpresa, se apareció frente a mi Morrigan, la reina espectral. Al verme rodeada de los peores demonios prisioneros, se compadeció y me propuso un acuerdo. 


-  ¿Estás dispuesta a todo?   

- Si, lo que sea. - me atreví a decir. 


- Lleva una condición. Tienes que darme la vida de cada uno de los hijos que vayas a procrear con los humanos, sin excepción. - 


- ¿Hijos? pero no me gustan los niños. - conteste rápidamente. y acepte la proposición. 

- Pues bien, si no quieres, no me hagas perder el tiempo. - espetó, girando su amplia ente fantasmal. 


- ¡Espera! esta bien, acepto. - 


- Entonces hagamos el pacto antes que me arrepienta. - concluyó parpadeando los ojos tres veces. Y así cerró nuestro trato.


Desde entonces han pasado mil años. He hecho peripecias, cuidándome para no procrear. Pero hace unos meses atrás, comencé a pensar que, quizá me sea utópico continuar con la promesa. Una avalancha de extrañas experiencias y sentimientos han nacido y arraigado a mi cuerpo. Ahora tengo que pensar cómo defenderlos ante la posible furia de Morrigan, la reina espectral sino llego a cumplir el pacto. 


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