Estados de conciencia - Escape de la realidad

Este jueves: escribir un relato de espionaje con el siguiente párrafo:








«Tranquilo, tengo en mis manos tus sueños de esta noche y te aseguro que son inspiradores y reconfortantes. ¡Por fin algo me distancia de la muerte! te cuento...» dijo, pero en su tono de voz había algo que no acabó por convencer.

Aquellas palabras dejaron a Nathan Collins en un mar de emociones encontradas. Ginette Millet se acercó a un sillón cerca de la chimenea y se sentó. Se levantó la falda y mostró dos hermosas piernas, por donde ascendía la media tersa de seda color negro. Luego de sonreír, encendió un cigarrillo y prosiguió con un poco de más calma al exhalar una bocanada de humo rosado.

- ¿Has escuchado sobre el Codex Malignum? -

- Te refieres al lenguaje indescifrable del Sumerio.  - replicó extrañado.
Nathan se enderezó para poder verla con más claridad.

- Ese mismo. De hecho, han llegado a mis manos dos nuevos microchips de retina con información codificada que podría hacer tus sueños realidad y hacer menos deplorable la peligrosidad de esta misión. -

- ¿En serio? - él sonrió representando su papel.

- Eres el mejor criptoanalista Cyborg de esta región. Operación Pandora te da la oportunidad de dar por terminada tu vida de espionaje con esta misión a cambio de tus servicios. -

El agente frunció el ceño. No pudo evitar mirar hacia la puerta entreabierta de la biblioteca. Ginette trabajaba para los franceses, de modo que no tenía otra alternativa que confiar en ella.

- Esta bien. ¿Que tengo que hacer? -

- !Sabía que aceptarías! esta noche el Dr. Bohr los implantara en tus ojos.

- !No! Lo haré yo mismo. ¿Se te olvida que además soy un posthumano?  -

- De acuerdo. Mañana saldrás para la costa sur de Francia. La información es clasificada y solo debes entregarla al dueño del único bar llamado Niza. Su nombre Hanes Sauerbruch.

- ¿Traicionar a nuestras patrias? ¿Estas bromeando? - preguntó con asombro.

- Políticamente correcto. Y no, no es una broma. Siempre he pensado que nuestra relación con los Alemanes es demasiado lejana. Quizá si compartimos algunas claves de seguridad del país, logramos una sutil y progresiva infiltración de nuevos agentes KQK.

En efecto, aquel espía Americano lo pensó dos veces. Luego, emocionado y ansioso acepto. Por fin se iban a terminar sus días de servicio al espionaje y aventura. Pensaba casarse con una piloto británica que conoció en una misión por Australia y comenzar una nueva vida. Pero lo que no sabía era que, Ginette Millet era una doble espía Alemana de la Gestapo. Una femme fatale astuta, fría, macabra y calculadora; que lo había elegido como carnada para salvar su pellejo.

¡Ciertamente, Nathan por fin la distanció de la muerte! Con ese jaque mate de su jugada logró que el New Scotland Yard la sacara de la lista de espías más potenciales.


Comments