Mirando el cielo - Luna negra

Este jueves: mirar el cielo real o imaginariamente, para inspirarnos en una historia de cualquier tipo de género. 

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Sentada en la terraza, me encuentro escuchando las olas turquesa pálido lamer la perlada arena blanca. El panorama es espléndido, el espectáculo sublime. En el firmamento grisáceo oscuro; las nubes huyen como bandadas de naves, para dar paso a una amenazante luna negra que, en un momento dado, me hace sentir no poder apartar de mi vista.

Es absolutamente hipnótica. Hace horas que la escucho susurrar a mis oídos. Juega con mi mente. Me hace ver cadaveres astrales amorfas, gelatinosas oscuras que, se pelean por mi energía psíquica. La más gorda y de siniestra sonrisa, se quiere engullir la mayor parte de mis intangibles emociones y sentimientos.

Mi esencia tiembla, la siento invadida, cuando me agarra con violencia de la melena, agita mi cuerpo con fuerza, adelante, atrás y arriba. Ruego a Dios por ayuda, pero no responde. ¿!Que!? ¿Que está haciendo? ¿Porque está tornando mi aura incolora? ella deja caer mi cuerpo, como una marioneta a la que le han cortado los hilos. No puedo hacer nada, estoy quieta, solo veo salir de entre mis piernas, una ligera neblina marrón; y envuelta en ella, viene mi doble exacto. Se retuerce, se arrastra hasta la barandilla de la terraza, con el abismo y el suicidio en la mirada.

Escucho voces suaves, muy suaves, pero otras ... otras ... guturales, siento que la cabeza me va a estallar, ¿será este el lenguaje oscuro que se menciona en las líricas del Heavy Metal? aprieto mis dientes, no quiero que perciban el miedo que siento.

¿Que debo hacer? no puedo permitir que la osadía de mi doble me destruya. Respiro hondo. La visualizo y saltó enfurecida sobre ella con fluidos movimientos, y le propinó una patada que, ella desvia con un gesto burlón acompañado de una risotada. Igual, doy otro brinco y vuelo sobre ella, al estilo Jackie Chan, y le doy un fortísimo rodillazo en la quijada. Ella veloz arremete contra mí y me da un puñetazo maxilar. Luego me enreda entre sus piernas, haciéndome caer de bruces violentamente.

Caigo al suelo, ella se acerca, y enseguida la atrapó con una llave china y la llevó al piso. Se retuerce y hace unos gruñidos ininteligibles, me observa y yo le miro a través de sus ojos; siento su aliento a gominola fresa chocar contra mi cara. Se debate, sin poder zafarse; más cuando la tengo quieta, la luna negra con su lumbre fantasmagórica consigue cegarme unos instantes. Ella se escapa. Luego, siento tambalearme en el filo de las tinieblas hasta caer al abismo.

¿Donde estoy? ¡No estoy muerta! ¡Saquenme de aquí!, sólo consigo oír una carcajada histérica y, ... la ahogadora sensación que, me produce la camisa de fuerza que se aferra a mi cuerpo.



Comments

  1. Un relato inquietante, bien escrito para que tenga ese efecto.
    Un abrazo.

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