Je t'aime...moi non plus - Rêverie

Este jueves: inspirarse en la canción Je t'aime...moi non plus de Serge Gainsbourg.

Atención: este breve relato contiene escenas eróticas no apto para todo público. 

Brigitte se presentó a la terapia sin previo aviso. Con paso rápido, se dirigió al salón y abrió la puerta que comunicaba al consultorio del psiquiatra. Lo miró apetitosa, voraz, ansiosa, con ojos ávidos por deleitarse con aquella figura varonil que exudaba un delicioso perfume hipnótico. Una oleada de libidinosidad, le recorrió de la cabeza a los pies.

Él sabía que estaba jugando con su deseo, retándolo con esa mirada sensual. Observó en silencio como el vestido de Brigitte cayó a sus pies, dejando ver un juvenil cuerpo bronceado, cubierto únicamente por unas bragas negras de encaje.

Estaba hermosa, seductora.

Su cabellera alborotada de rizos rojizos rogó a sus dedos que la acariciara, y su boca… Esos labios pecaminosos de rojo carmesí le suplicaban que se adelantara y los probara.

Brigitte se echó hacia atrás, se tumbó en el diván aterciopelado, y se volvió una ninfa traslúcida, contoneándose bajo el beso tentador, intenso. Con las manos entrelazadas como el que guía a un ciego, le mostró sus pechos generosos, sus muslos febriles, su cereza virginal contrayéndose de manera involuntaria y rítmica.

Su cuerpo se retorcía sobre sí mismo en un caudal de placer desenfrenado. La sensualidad del movimiento acompasado, pervertía el deseo del galeno, cuyo gesto manifestaba la satisfacción de poseerla. La sintió estrecha, cálida y húmeda, lista para recibirlo. Ella gemía y susurraba palabras que él ahogaba con besos apasionados. Estaba embelesada, extasiada por aquel adonis de ébano.

- Je t'aime, je t'aime, oh, oui je t'aime! (Yo te amo, te amo, oh si yo te amo!) - le susurró al oído. 

- Moi non plus, oh mon amour (Yo no más, oh mi amor.) - añadió.

Brigitte sintió un sofocón por el cuerpo, con el comienzo de un largo clímax, tenía los ojos vidriosos y de su boca abierta escapaban ligeros jadeos, era tan apasionada como él la había imaginado.

- Je vais, je vais et je viens, entre tes reins, et je me retiens.. (Me voy, voy y vengo entre tus caderas ... y me contengo) - 

- ¡Non! Maintenant viens! (No! ahora  ven...) - suplicó la joven entrecerrando los ojos. 

El psiquiatra alcanzó el éxtasis con una agitación de cuerpo y espíritu tan intensa y profunda que derramó su copiosa simiente, espesa, abundante, hirviente y muy blanca sobre la cumbre de aquel monte de venus. 

El sonido de unos nudillos llamando a la puerta le hizo regresar en sí de su largo ensueño.

<< Dr. Kasim la señorita Brigitte Saisset, le espera, >> resonó la voz de la recepcionista al otro lado. 

¡Gracias por leer! ¡Nos vemos en la siguiente entrada!

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