—¿Qué hacemos? — preguntó Garth.
—Nada, tranquilo! —dijo mirando alrededor —.Tomaremos un atajo que nos ahorrará una hora. Es eso, o enfrentarnos a las feroces Komadrējas.
—¿Conoces este lugar? —inquirió Garth muy intrigado.
—Exploramos estas antiguas montañas con mi padre, pero no a profundidad. — replicó pausadamente. Luego antes que el gemelo pecoso pudiera hacer otra pregunta, apretó la rodilla izquierda contra el flanco de su corcel y el caballo giró obedientemente.
Aquella inmensa y temerosa planicie le daba una sensación de intranquilidad. Una fuerza desconocida trajo un turbador recuerdo a su pensamiento: no dejaba de pensar en la cruel invasión al imperio Mandrake, por parte del ejército del General Gargahul y sus gárgolas de Du'Uranag. Sus padres habían muerto devorados por la despiadada Gharga Negra, que sólo podía ser controlada por su hermano, el General Gargahul. Las tropas de Du'Uranag habían atacado los principales territorios de los elfos Mandrake, dejando poblados enteros en ruinas a su paso. El elfo levantó la vista en aquel momento. En sus ojos resplandecía la ira, rencor y venganza. Bullía de rabia, solo de pensar en su pasado, algo con lo que había vivido siempre, de repente, algo lo sobresaltó.
Se escuchó un chirrido de espadas, el relincho de caballos y gritos. Un trío de Komadrējas humanoides montadas a caballo guerreaban con tres Drinfas de orejas puntiagudas y alas de mariposa. Una de ellas se abatía ferozmente, pero el feo engendro era más veloz y alcanzó la pata delantera derecha de su caballo y al instante lo derribó, mientras que ella salía despedida de la silla, rompiéndose el cuello sobre las rocas. El jinete de las plumas en el yelmo relinchó; sus cascos patearon furiosamente la cabeza de la segunda Drinfa. En cambio, la última, estaba vencida y de rodillas frente a los pies de la más aterradora.
—¡Malditos engendros! —gritó ella, mientras él sostenía sobre su cuello la afilada espada.
—¡Será mejor que cooperes maldita zorra! —ordenó la grotesca Komadrēja.
—¡Mátala de una vez y vámonos! — bufó la otra. —¡Qué agradable será ver cómo se apaga el aliento de su boca mientras escupe maldiciones.
Usküdar estaba frustrado por dentro, ya que enfrentarse a estos antropomorfos era una mala idea. No debía intervenir y distraerse para intentar ayudar a la joven desconocida. Esto añadiria más enemigos al reino Serendipity. También sabia que estaban agotados para luchar. No obstante, siempre tenía que derrotar las injusticias y la maldad.
Lo sentía en los huesos y en su corazón.
Usküdar se aseguró en la montura del caballo con un ahogado rugido de rabia.
—¡Pobre niña! —exclamó Garth, lanzando una irritada mirada —. ¡Tenemos que hacer algo!
Los ojos de Zarth exhibían una expresión de furia y confusión, como si dijeran: ¿Estás loco, idiota?
—¿Qué? No, no me mires así. —espetó Zarth.
—¿Qué son esas criaturas? —preguntó el pecoso pelirrojo.
—Drinfas púrpuras — respondió el elfo —. Estuve hace años por estos lares, pero nunca ví esta clase de Drinfas... hasta ahora.
—Prepárense —le advirtió a los gemelos —. Vamos a atacar.
—¡Joder, no puede ser! — repuso Zarth casi gruñendo.
Con rapidez inverosímil, Usküdar espoleó su caballo en dirección a los engendros, las gruesas patas del equino repicaron sobre el suelo al acelerar su carrera. Mientras él corría con espada en mano, uno de los gemelos sacó rápidamente una flecha y la sujetó al arco, miró a lo largo del asta hacia una de ellas y la soltó dando en el objetivo. En aquel momento, otra de las Komadrējas se avalanzó sobre él. El joven elfo saltó de su caballo y descargó la espada en medio de las facciones horrorosas. Cuando la más enorme lo atacó, sin darle tiempo, se abalanzó sobre ésta y retorciendo su propia arma con una vuelta de muñeca la destrozó. Un crujir de huesos y fragmentos de cerebro resbalaron por la hoja de su espada.
Tras un breve instante de desconcierto, la joven Drinfa se levantó de un salto y se sacudió, esparciendo la nieve que le cubría la vestimenta y sus alas, se apartó unos mechones de cabello, dejando a la vista una oreja ligeramente puntiaguda, tenía los ojos cubiertos con un antifaz de seda color marfil. Sus largos rizos color púrpura estaban cubiertos de escarchas blanquecinas. Sin dudar miró al elfo, y corrió en su dirección. Miro detenidamente el rostro y sus ojos profundos. Su larga melena caía sobre los hombros fornidos. Sin embargo, no era su imponente aspecto lo que le sorprendió, sino la mirada atormentada que escapaba de sus ojos, pero, ¿quién era? ¿de dónde venía? Ella lo saludó con una inclinación de cabeza:
—Mi… mi señor, estoy agradecida —balbuceó.
—¡En realidad es una Drinfa! —exclamó Zarth, él la miró como si nunca hubiera visto nada más hermoso que ella.
—¿Cómo te llamas? —preguntó, Garth curioso.
—Aïgana —respondió.
—¿Por qué te perseguían? — interrogó el elfo guerrero.
—Querían saber dónde se encuentra el Avispón plateado de las Drinfas Pixies. —contestó, evitando revelar la verdad. El elfo mandrágora enarcó las cejas, y la vio con desconfianza.
—Mi nombre es Usküdar. ¿Conoces un camino más corto hacia el Monte Helicón?
—Conozco esa y todas las colinas en esta área. —respondió. —¡Es un camino peligroso y nauseabundo; lleno de putrefacción, en el que muchos animales feroces se pelean por los cadáveres, que dejan los guardias de la hechicera Ninatta. —advirtió.
—Vaya, ¿no conoces otra ruta más placentera? —indagó Garth.
—Me temo que no. —repusó, clavando sus ojos en los del mellizo, hasta que éste se estremeció y apartó la mirada.
—Bueno, ahora que todos estamos bien y ya sabemos lo que tenemos que hacer, intentaremos cruzar esta planicie, lo más rápido posible y evitar, al máximo, cualquier confusión —.
Durante horas avanzaron por puentes que atravesaron precipicios, caminos estrechos y pedregosos hasta llegar a la entrada de una enorme caverna. Tras avanzar unos pasos más profundo en la garganta de la gruta, un latigazo rasgó el ropaje de Garth, dejándole una leve herida en el pecho. Usküdar miró incrédulo aquel monstruo de ojos grandes y pupila elíptica, rodeados de pequeñas púas afiladas.
—¡Es un Gecko venenoso! —gritó, la Drinfa blandiendo su espada.
—¡Genial! o sea que me ha envenenado con el coletazo —gruñó.
—Así es, pero no te preocupes. De niña exploraba estas montañas con mi madre, y ella se inventó el antídoto contra estas criaturas. Siempre cargo con un par de botellitas antiveneno. Será mejor cambiar de cueva, no podremos evitar caminar sobre el suelo infestado de orines venenosos. Si tocan nuestra piel la descarnaran lentamente.
Mi Yessy tienes una cabecita que es pura fantasía y lo haces muy , muy bien, tus relatos son de gran potencia literaria te lo digo en serio .
ReplyDeleteNo sé si te has planteado escribir una novela, porque potencial te sobra , no digo más . Un besazo y gracias por todo lo que nos ofreces con tus escritos . Felices sueños .
Aun estoy dando una estructura a las ideas que he tenido desde hace bastante tiempo para una novela. Mil gracias por sus amables palabras,
DeleteAbrazo.
Que buena historia iniciaste.
ReplyDeleteMe gusta.
Besos.
Eres magnifica, la fantasía es muy complicada y tu la defiendes con maestría. me ha gustado tu historia. Abrazos
ReplyDeleteWaoo Yessy eres maravillosa relatando y creando, tu imaginación es prodigiosa, un relato de fantasía de magia, criaturas fascinantes y la forma como sobre llevas la historia te mantiene atento me encanto.
ReplyDeleteAbrazos
Uy pobrecito estar envenenada por un culetazo. Extrañaba las este relato. Te mando un beso
ReplyDeleteLo bueno es que se puede leer sin haber leído lo anterior, me gusta eso. Y me hace acordar a las cosas que escribe el Demiurgo, ficción futurista y apocalíptico... puede ser? saludos Yessy!
ReplyDeleteUna historia extraordinaria para un género tan difícil como el fantástico. Un abrazo
ReplyDelete¡Hola, Yessy!
ReplyDeleteQué bien escribes, incluso la fantasía que suele ser difícil. Espero que algún día te animes a escribir toda una novela.
Un beso☕💗
Hola Yessy, me encanto la historia. Te quería comentar lo de mi sorteo, si deseas participar es igual al anterior que hice y ganaste ;) , solo tenes que ser seguidora del blog, lo demás son puntos extras. Así que lo de las "redes sociales" no te impide que no puedas participar.
ReplyDeleteUn besote desde Plegarias en la Noche.
Holas,
Delete¡Que bien, entonces si voy a participar!
Gracias por la invitación. 😁
Very interesting story:)
ReplyDeleteMe encanto la historia, esta super buena.
ReplyDelete¡Un abrazo!
Muy buen relato, me encanta la fantasía.
ReplyDeleteUn abrazo.
Ya lo creo que la fantasía ha sido la protagonista... Felicidades, Yessy
ReplyDelete¡Hola, Yessy! Un día tendrías que recopilar todo el material de fantasía que nos vas regalando para reunirlo en una novela. Un relato que muestra un poco más de todo el universo fantástico que poco a poco vas conformando. Un fuerte abrazo!!
ReplyDeleteMe encantaría, la verdad que sí, pasa que el tiempo a veces es mi mayor enemigo.
DeleteGracias por tu lindo comentario.
Un abrazo
Hello Yessy!.
ReplyDeleteI am amazed by the power of your fantasies to create such compelling stories.
I am sure if this story is put on record, it will be a book that many people are looking for.
Keep the spirit of writing, Yessy. I sent you in a friendly hug.
You’re the sweetest! Thank you for your comment😉
DeleteHola Yessy
ReplyDeleteha sido genial leer este capítulo, aunque no recuerdo los anteriores :cc me ha parecido entretenido y que una gran travesía, ha sido una buena historia :D
Estoy de acuerdo con David que todo ese torrente creativo debería tener una oportunidad en una novela.
ReplyDeleteOh my gosh, apenas llegue a este blog a este post y creo para entnederlo tendre que leer desde el inicio, sin embargo me ha gustado lo que encontre
ReplyDeleteCiertamente te mueves magistralmente en este género. A mi la fantasía me cuesta mucho. Pequeños cuentos y fábulas tengo algunas. Pero en este mundo tuyo soy muy torpe. ¡Ojala acabe en una novela!
ReplyDeleteNos leemos