Reto #fuegoenlaspalabras

Misaki Nakajô | #fuegoenlaspalabras | Relato | Junio |

Este relato participa en:#fuegoenlaspalabras organizado por Crónicas de la loca que cazaba nubes, cuyas bases pueden checar aquí. El escrito ha de transcurrir en el mar o en un barco, o al menos, cualquiera de ambos elementos ha de tener cierto peso en el texto. 

 

La "Abukuma" había dejado el puerto japonés de Nagoya con dirección a las costas de Sapporo. La lancha motora, surcaba las aguas velozmente en busca de contrabandistas. Cuando sin previo aviso, se escuchó el sordo zumbido de una ametralladora que resonó confundiéndose con los rugidos del mar. El efecto de aquella descarga averió la aleta de babor. El navío crujió indoloro por la lluvia de perdigones.  

 

—¡Por las llamas del infierno! ¿Pero, ¿qué? ... —se dijo así misma.

Ante aquella sorpresa, Misaki Nakajô ejecutó una difícil maniobra, y giró a lo largo con una magnífica bordada, dejando a varios metros aquella lancha trimotora, que disparaba una serie de proyectiles.

 

—¡Que el diablo se los lleve! —gritó la guardia costera. 

Ella se lanzó de boca a cubierta, agarró su lanzagranadas y apuntó. La detonación retumbó. Misaki, sin parpadear, desde el fortín de popa observó la infernal explosión. Justo entonces, un bote narco se acercó al costado de la "Abukuma", un sicario la abordó con rapidez. En ese instante, ella sintió una patada justo en la culata del arma. Esta voló hacia atrás y ella quedó cara a cara con el asesino ruso Dmitri Atlasov. 

 

 —No esperaba volver a verte. ¡Te voy a aniquilar de una vez por todas!

 Misaki se echó a reír y espetó:

 —¡Ni en tus sueños!

 

Dmitri Atlasov lanzó un rugido y se abalanzó sobre ella. La felina rapidez de esta resultó inútil, pues la ancha hoja de su puñal alcanzó a herir su antebrazo. Cada vez que Misaki trataba de defenderse con su daga mariposa, el dolor de su herida era más fuerte, —¡Knock out! —. Gritó la nipona. Entonces, su pastor alemán K9 que hasta ese momento había pasado desapercibido, se lanzó ágilmente sobre su espalda. Éste gritó al sentir los afilados colmillos hundirse, y se contorsionó, al tiempo que trataba de golpear hacia atrás con su puñal de buceo. Segundos que ella utilizó para dar un profundo corte en el abdomen.

 

El fuego ardía con rapidez en la embarcación enemiga. Los secuaces se lanzaron al agua, y huyeron en una canoa de motor. Después de varias horas, Misaki Nakajô ondeó una bandera púrpura. La “Abukuma” estaba lista para zarpar. Sus ojos ambarinos se iluminaron al descifrar en el radar, el punto exacto a donde ir. 

¡Muchas gracias por leer, y hasta la próxima!

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