Imagenes Demiúrgicas: Daphne Kan

Este jueves: relato para la convocatoria de Dmiurgo: escribir inspirándose en uno de sus dibujos o imágenes. Yo escogí un nuevo personaje de sus dibujos, me recordó a la intrépida Lara Croft. Este personaje fue un regalo de Dmi para mi blog y le asignamos el nombre de Daphne Kan. Así que se me ocurrió que este sería el primer capítulo de las aventuras de Daphne.


Si encuentras errores ortográficos o algo que es incoherente ¡No te alarmes! te aseguro que no te va a pasar nada. Además esta historia solo es un borrador. ¡Te deseo una feliz lectura! 

♥♥♥


Daphne Kan comenzó a caminar por uno de los extraños túneles del viejo monasterio en ruinas, hasta llegar a unas escaleras. Miró en torno suyo para asegurarse de que nadie la estaba siguiendo, pero cuando estaba a punto de bajar, escuchó una voz con acento francés por los pilares de mármol.


—¡No te muevas! Entregame el Grimorio de Venus.  —dijo amenazante.

—¡Jean Carlo! - exclamó sorprendida, cuando vio a su colega. 


Sin darle tiempo a reaccionar, saltó sobre ella; la tomó del brazo y la arrastró hacia un montículo de libros antiguos desgastados. Pero en segundos, con la misma rapidez con la que había caído, se levantó sin apartar la mirada.


—¡Dime, dónde está el Grimorio, o te partiré en dos!  —rugió Jean, siseando su latigo.

—¡No tan rápido, traidor! - gritó  frunciendo el ceño. 


En segundos, adoptó una postura defensiva y se lanzó hacia él saltando por el aire, luego giró sobre sí misma para encajar el arma en el cuello. El francés cayó de bruces sobre varios ornamentos, tosiendo sangre por la boca.


Daphne se dio media vuelta y continuó bajando, hasta que llegó a la vieja y destruida biblioteca. Con la mirada estupefacta, se acercó a los enormes estantes repletos de libros forrados con piel, frascos de vidrio, folios amarillentos cubiertos de polvo; eran los últimos restos de los tristemente célebres templarios. Sabía muy bien, que estaba en el lugar correcto; gracias al plano que su cómplice Duality había decodificado.


Escudriño por las paredes concentrándose, hasta que pudo dar con un pasadizo secreto. Despejó las telarañas y entró arrastrándose hasta llegar a una pequeña estancia triangular. En el centro había una caja cúbica de cuarzo verde. Con suma rapidez sacó el misterioso libro, lo guardó en su bolsón de cuero y reanudó la marcha.


Repentinamente, el piso del pasadizo se abrió abruptamente, y pronto rodó por el agujero; hasta el fondo de una caverna.  —¡Madre mía! —gimió, llevándose una mano a la frente. 


Entonces ella se levantó y caminó sigilosa. En ese momento, una silueta emergió arrastrándose por el túnel lateral. La sanguijuela permanecía inmovil, escrutandole en silencio. Entonces saltó y comenzó a girar, mientras sus largos tentáculos se enrollaron a su cuerpo. 


Ella los sintió al rojo vivo, adheridos a su carne y estrujando sus entrañas. Cuando pensó que todo había acabado, recordó la gema Ónix con poderes sobrenaturales que le habia robado a una sacerdotisa de Indonesia. En un acto final de desesperación, sacó la gema de su cinturón e invocó el único poder que se atrevería a usar.  El horripilante engendro dejó escapar un chillido, cuando dos esferas púrpuras y escarlata se elevaron, y mientras vibraban emitían un perturbador zumbido, que lo exploto en mil pedazos.  Pedazos de entrañas con un líquido sanguinolento y grumoso la cubrio de pies a cabeza.  


Daphne echó la cabeza atrás, asqueada por el olor. 


Luego se levantó cojeando por las cortaduras en su cuerpo y con supremo esfuerzo atravesó el resto de los túneles. El enorme portón de hierro y madera se cerró trás ella. Una pesada cortina de terciopelo blanco cubrió sus ojos, ahogando la respiración en su garganta, y cayó al suelo desvanecida.




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Capitulo 7
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Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12


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